UNAS GOTAS DE PERFUME POR AMOR

 

“AQUÍ (EN LA CÁRCEL) TODO TIENE VALOR”


 
Photo by Gloria Byler

Photo by Gloria Byler

 

Unas gotas de perfume por amor...

Puede que parezca que me he comido a Paulo Coello pero quiero compartir con vosotros/as algunas historias de la cárcel que me han hecho pensar en que el amor está en los pequeños detalles y que algunas cosas pequeñas pueden salvar de la soledad a una persona.

Como sabéis he estado el mes de noviembre trabajando en la cárcel.

He podido compartir con un grupo de mujeres extraordinarias a las que la vulnerabilidad, las malas decisiones por ambición y, en demasiadas ocasiones, la dependencia emocional disfrazada de amor las han llevado a estar entre rejas.

Solo quiero dejaros sus reflexiones (me comprometí a que las compartiría y procuro ser una mujer de palabra) acerca de cómo se valora la vida cuando estás privada de, como decía Don Quijote, el don más grande que Dios le dio a la humanidad: la libertad.

” Silvia, aquí aprendes a valorarlo todo. Un día me encontré un hilo y lo guardé sin saber para qué solo... por si acaso sirve para algo”.

“Está prohibido, pero lo hago igual: es una pasada ver cómo comen pan los pájaros en mi ventana”

“Aprendes a darle uso a todo, llevo los pendientes con tuercas hechas con gomas de borrar que me dio una compañera”

“Cuando estamos en el comedor me gusta concentrarme en la risa y ruido de las conversaciones de mis compañeras, por un momento siento que estoy en una vida normal”

Un día hicimos uno de los ejercicios para sanar un poco su sexualidad* y les propuse que pensaran en cosas con las que sus sentidos sentían placer de algún tipo.

Me pareció increíble la capacidad del ser humano para disfrutar a pesar de que el contexto no ayude para nada y cómo la mente es poderosa para darte auténtica libertad.

En el sentido del olfato todas coincidieron: “el olor a perfume de los/as funcionarios/as de prisión”. A ellas no se les está permitido usar perfume, por lo que es un regalo poder percibirlo de otras personas, es una sombra de la vida real, la esperanza de que fuera hay un mundo esperándolas.

Así que yo, que no suelo usar colonia para trabajar (no por nada, sino que por las prisas y los madrugones no tengo ese hábito), esa semana me rociaba bien, igual demasiado, para que al entrar en clase lo notaran. Este pequeño detalle lo recibieron como un acto de amor, uno muy pequeño, pero que les recordaba que hay vida más allá de los barrotes.

Ahora que estamos todos/as pensando en regalos, ¿se te ocurre algún pequeño gesto de amor que puedas regalarle a alguien?. 



*En su mayoría son mujeres que han sufrido el machismo en forma de violaciones, prostitución, abusos y un largo y feo etcétera. 


Silvia Pérez Martínez.